Si el viento recordara aquel día de agosto, quizás recordaría aquellas palabras que salieron de mi corazón, de lo más profundo de mi ser, cuando un jardinero muy especial me preguntó: que has aprendido hoy y que te queres llevar con el compromiso de mejorar?
Yo respiré. Le pedí a mi inconsciente que dejara hablar a mi corazón. Y le dije que quería aprender a bailar ese baile que había visto a veces entre las almas de los seres humanos. Eso quería, con todo mi corazón. Lo vivía a veces pero, en ocasiones perdía el paso . Y dolía. Tanto. El me dijo que si perdia el paso siempre podía escuchar la música y recuperar el compás.
Y el universo conspiró. Y el jardinero apareció de la mano de mi profesor de baile.
Y baile con él.
Y el universo volvió a conspirar.
Ya somos tres almas del ejercito de evolucionarios interesadas en niños, adolescentes y en la enseñanza que hemos decidido empezar a tener reuniones para compartir nuestras experiencias, nuestros aprendizajes, nuestra sabiduría. Tres almas con una misión común, en un parada común en nuestro viaje. Se apuntarán más?
Y de repente recordé. Algo que había deseado. Con mucha fuerza. Des de mi corazón. Me habría escuchado el universo? Sería? No estoy segura…. Podría ser? Me atreveré a preguntárselo?
Y recordé. Algo que había pedido y el universo me había traído, de la mano de alguien tan impresionante para mi, que me quedé bloqueada. Volvería de nuevo ahora que todo fluía? Sería el momento?
Siento paz.
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